Impacto de la IA en el trabajo: la advertencia de un exalto cargo de Google

Mujer en oficina observando un brazo robótico ensamblando una placa electrónica, ilustrando el impacto de la inteligencia artificial en el trabajo y la automatización.

Mo Gawdat, exdirector comercial de Google X, no cree en el optimismo que Silicon Valley vende sobre la inteligencia artificial. Afirma que la promesa de que el impacto de la IA en el trabajo será positivo es una mentira peligrosa. Y lo dice alguien que pasó años en el núcleo de uno de los gigantes tecnológicos más influyentes del mundo.

Un informe reciente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) junto al Instituto Nacional de Investigación de Polonia (NASK) señala que uno de cada cuatro empleos en el mundo está potencialmente expuesto a la IA generativa, sobre todo en ocupaciones administrativas y cognitivas digitales (ilo.org). Este tipo de hallazgos ya han sido abordados en nuestros artículos sobre tecnología e IA, donde analizamos las tendencias y riesgos de la automatización.

De las “moonshots” de Google a la disidencia tecnológica

Ingeniero, empresario y autor egipcio, Mo Gawdat trabajó en Google entre 2007 y 2013. Como director comercial de Google X, participó en proyectos innovadores como los coches autónomos y las Google Glass. Tras dejar la compañía, se dedicó a divulgar sobre tecnología, publicando Solve for Happy y Scary Smart, este último con una visión crítica sobre el desarrollo descontrolado de la IA.

Con más de tres décadas en la industria, Gawdat asegura que el relato oficial sobre el impacto de la IA en el trabajo es engañoso.

“La IA no creará empleo, es 100% basura”

Su mensaje es claro: la IA no generará nuevos empleos netos, sino que destruirá millones, incluso en puestos cualificados. Explica que su startup de IA emocional, Emma.love, opera con tres personas cuando antes habría necesitado 350 desarrolladores.

Advierte que programadores, editores de vídeo, creadores de pódcast, directivos y otros perfiles profesionales están en riesgo. La inteligencia artificial general (AGI), según él, “será mejor que los humanos en todo, incluso en ser CEO”.

A diferencia de otras revoluciones industriales, el impacto de la IA en el trabajo golpeará directamente a la clase media y a los empleos de cuello blanco.

15 años de crisis laboral y desigualdad extrema

Gawdat prevé que a partir de 2027 comenzará una crisis laboral y social que durará hasta 2042. Describe un panorama de desempleo masivo, polarización social y pobreza creciente.

Si no se aplican medidas, la riqueza se concentrará en un 0,1% de la población, mientras el resto se convertirá en “campesinos” en un mundo sin clase media.

El verdadero problema: la avaricia, no la IA

Para Gawdat, la IA no es el enemigo real. El problema es el capitalismo desmedido que la usa para recortar plantillas y aumentar beneficios sin importar el impacto humano. Afirma que los directivos celebran ganancias de eficiencia sin prever que ellos mismos podrían ser reemplazados.

Acusa a las grandes tecnológicas de hipocresía: anuncian que la IA ayudará a los trabajadores, pero ejecutan despidos y congelan contrataciones.

Las propuestas de Gawdat para mitigar el impacto de la IA en el trabajo

Propone tres medidas clave:

  • Renta básica universal como red de seguridad para los desplazados por la automatización.
  • Regulación internacional de la IA, con límites para frenar abusos y asegurar beneficios compartidos.
  • Redistribución del poder tecnológico, evitando que la IA quede en manos de una élite.

Si estas políticas se aplican, cree posible que, tras la etapa crítica, la IA libere a las personas de trabajos alienantes y fomente la creatividad y el bienestar.

Una voz incómoda en el debate sobre IA y empleo

Mientras el Foro Económico Mundial y líderes de la industria aseguran que el impacto de la IA en el trabajo será positivo, Gawdat actúa como un “aguafiestas necesario”. Su experiencia en Google le da credibilidad para advertir que el relato oficial minimiza riesgos y exagera beneficios.

Según él, la sociedad está ante una encrucijada: o se toman decisiones valientes para proteger a las personas, o la revolución de la IA aumentará desigualdades y destruirá millones de empleos cualificados.

Como sentencia Gawdat: “Nos dirigimos a una distopía a corto plazo, pero todavía podemos decidir lo que viene después”.

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